miércoles, 26 de diciembre de 2007

EL CRISTIANO CARNAL


Hay una gran diferencia entre un cristiano y un no cristiano. La Biblia claramente enseña en 2 Corintios 5:17, "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." También, "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo." Pero a menudo, como el apóstol Pablo escribe en 1 Corintios 3, los cristianos mundanos actúan como un no creyente, y es muy difícil encontrar la diferencia.

El cristiano mundano es aquel que ha recibido a Cristo pero que todavía permite que su naturaleza carnal le reclame el trono por medio del pecado. Dios todavía tiene posesión de esta persona y Cristo todavía está en su vida, pero esta persona ha caído en pecado en una o más áreas de su vida. Por no estar rendido a Cristo, el creyente mundano se encuentra en un plano de estancamiento en su crecimiento espiritual, debido a que no confiesa ni se arrepiente de sus pecados. Satanás ha tenido éxito en influenciarlo y controlarlo por medio de la carne.

El apóstol Pablo escribe a los cristianos de Corinto:
De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, co no a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?
El cristiano mundano o carnal ciertamente experimenta la convicción del Espíritu Santo y no continuará en sus pecados indefinidamente; de otro modo, es posible que ni siquiera sea cristiano. Sin embargo, fracasado y sin fruto, está dependiendo de sus propios esfuerzos y de su fuerza de voluntad para vivir la vida cristiana, en vez de apropiarse de los recursos sobrenaturales e inagotables del Espíritu Santo. Aferrándose a sus intereses egocéntricos por un lado y buscando a tientas las bendiciones de Dios por el otro, esta persona fracasa una y otra vez en vivir la vida cristiana en la llenura y el poder del Espíritu Santo.

El estado de carnalidad, o sea de pecados sin confesar, es en realidad una existencia infeliz y miserable. Tristemente, ésta es la situación en la que actualmente se encuentran millones de cristianos - de nuevo en el trono de sus vidas - y a menudo ni se dan cuenta de que están en esta categoría carnal. Un hombre me dijo que toda su vida había oído a su pastor hablar de los cristianos carnales, pero que siempre entendió que su pastor se refería a otras personas. Para él fue una sorpresa y un choque descubrir que él mismo era un cristiano carnal.

El apóstol Pablo sabía lo que significaba ser mundano. En la epístola a los Romanos, capítulo siete él escribe: 

Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.

Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí."

¿Diría usted que este pasaje de la Biblia, describe su actual relación con Dios?

En Detroit, Michigan, un pareja de avanzada edad fue llevada al hospital sufriendo de desnutrición y agotamiento. Cuando la policía comenzó a buscar en su hogar desordenado y lleno de basura, descubrió más de cuarenta mil dólares en efectivo escondidos entre sus pertenencias. Hacía mucho tiempo que se habían olvidado que poseían esa fortuna.

De la misma forma, el cristiano mundano vive en pobreza espiritual, como si fuera un ateo en la práctica, profesando creer en Dios, actúa como si Dios no existiera o no estuviera dispuesto a ayudarle. No logra comprender el significado de la muerte de Jesús en la cruz y de Su resurrección de la muerte. Jesucristo no sólo pagó el precio de sus pecados, sino que realmente anuló el poder del pecado en su vida. El apóstol Pablo comprendió la angustia y la frustración que resultan al intentar vivir la vida cristiana con la pura fuerza de voluntad.

Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo al la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
¿Se preguntó alguna vez, "Quién me librará de mi desagradable cáracter, de mi egocentrismo y de mis fracasos y mis defectos?" ¡Hay Buenas Nuevas! Observe la respuesta del apóstol Pablo:

¡Gracias a Dios, que Cristo lo ha logrado! ¡Jesús me libertó!
El pastor de una gran iglesia se acercó a conversar conmigo después que presenté un mensaje sobre cómo experimentar el amor y el perdón de Dios. Se notaba lleno de odio y de resentimiento hacia los líderes laicos de su anterior iglesia, pues sentía que éstos le habían causado un gran daño y que, inclusive, habían tratado de destruir su ministerio.

Ahora, este pastor se había dado cuenta que a causa de querer desquitarse, él mismo se había convertido en un cristiano vengativo, criticón y mundano. Había llegado al punto en el que sólo había dos opciones, o ponerse bien con Dios o dejar el pastorado. Como él lo mencionó, "Esta mundanalidad cancerosa está destruyendo mi vida y mi ministerio."

Cuando nos arrodillamos juntos para pedir el amor y el perdón de Dios, sus lágrimas de arrepentimiento fueron seguidas por lágrimas de gozo. Algunos días después él fue a visitar a los líderes de la iglesia a quienes antes había odiado, y cuando les dijo que los amaba y les pidió perdón, los líderes respondieron con gozo y amor cristiano. Este amado pastor volvió a su segunda iglesia con un corazón ardiente de amor y renovado celo por nuestro Señor.

Un hombre de negocios de otra iglesia vino un día a verme. Se veía grandemente angustiado porque su iglesia estaba dividida.

"La mitad de nuestro miembros se irán y comenzarán otra iglesia," dijo.

Esto también me angustió, porque no puedo imaginar nada más trágico que un grupo de cristianos dividido.

Conforme conversábamos, el hombre descubrió y admitió que era un cristiano mundano. Le expliqué cómo Dios había provisto la solución para que él fuera una persona espiritual. Realmente no tenía por qué continuar viviendo como un cristiano mundano, carnal. Finalmente, nos arrodillamos juntos y oramos. El pidió perdón por sus pecados e invitó a Dios a llenar y controlar su vida a través del Espíritu Santo. Cuando nos regocijábamos por lo que Dios había hecho, me dijo, "Ahora ya no habrá ningún problema en mi iglesia. ¡Yo soy el que había estado causando todos los problemas!"

Desafortunadamente, el ácido corrosivo de la mundanalidad no sólo consume a las iglesias. También disuelve matrimonios, hogares, familias enteras y trabajos. Usted puede sentir los efectos en su vida cuando las relaciones con sus seres queridos se han deteriorado y cuando sus amigos se han convertido en conocidos indiferentes.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Hola hermano Humberto, te saludo en el nombre de NUESTRO Señor Jesus. Gracias por poner esta informacion, veo que tienes mucho material. Doy gracias a Dios por tu vida. Señor Jesus, sigue bendiciendo a mi hermano, en tu nombre, amen. Saludos desde aca, en los "yunaites" =) .

Unknown dijo...

hola mi nombre es eduardo Garcia, llevo mas de 20 anos de ser cristiano, y la verdad tengo anos de estar invitando al espiritu santo que llene mi vida pidiendo perdon por mis pecados una y otra vez, comienzo a orar y mis dias de oracion se terminan cuando llevo mas de 5 dias orando, toda la vida he sido inconstante y he orado para que Dios cambien eso en mi vida y no ha pasado nada, estoy harto de vivir un evangelio mediocre y no quiero seguir asi quiero tener fruto anhelo los dondes del espiritu santo,que hago que hago....

Lissett dijo...

Dios te bendiga eduardo.. A mi también me pasa lo mismo. Pero en este verso nos dice,Salmo 40, 1 pacientemente esperé a Jehová, y se inclino a mi, y oyó mi clamor.. Escudriñalo!..también tienes que añorarlo desde muy adentro del corazón. Y se que dice que son 20 años . yo solo tengo 6,pero yo añoro el espíritu santo me pongo a clamar a Dios por eso, porque una vez reciente me contesta verti a Cristo lo escuche con voz audible. hay algo que tiene que examinarte. Y en cuanto al doble animo, hay que pedir a Dios primeramente y confesarlo para que Dios lo quite. Tienes que dominarte muy seriamente. Y sigue pidiéndole a Dios y recuerda no es con tus fuerzas sino con la de Dios

Lissett dijo...

Dios te bendiga eduardo.. A mi también me pasa lo mismo. Pero en este verso nos dice,Salmo 40, 1 pacientemente esperé a Jehová, y se inclino a mi, y oyó mi clamor.. Escudriñalo!..también tienes que añorarlo desde muy adentro del corazón. Y se que dice que son 20 años . yo solo tengo 6,pero yo añoro el espíritu santo me pongo a clamar a Dios por eso, porque una vez reciente me contesta verti a Cristo lo escuche con voz audible. hay algo que tiene que examinarte. Y en cuanto al doble animo, hay que pedir a Dios primeramente y confesarlo para que Dios lo quite. Tienes que dominarte muy seriamente. Y sigue pidiéndole a Dios y recuerda no es con tus fuerzas sino con la de Dios