lunes, 28 de enero de 2008

¿MARIA O MARTA?


María y Marta representan un principio.
Son reales pero al mismo tiempo
Simbólicas.




Son carne y espíritu. Dos maneras de vivir. Dos poderes interiores
En guerra, enemistados, no pueden reinar ambos a la vez. Y no
Coexistirán pues no son compatibles.

Uno o el otro
Debe recibir el dominio.

La carne es la vana ilusión de Marta: "Lo sé. Yo lo puedo hacer".
El espíritu es la realidad instintiva de María:
"No lo sé. Yo no lo puedo hacer. ¡Oh, Dios!".

En la familia de Dios la Carne se vuelve obreros y
El Espíritu son los adoradores.

El conflicto hierve entre ellos, insoluble
Porque es irreconciliable.
Tú no puedes trabajar para Dios y adorarlo
Al mismo tiempo.

La adoración concede que Dios es todo mientras que la obra es
La humanidad que le ayuda a Dios en Su insuficiencia.
Los obreros desprecian a los adoradores y
Por siempre se ponen en contra de esa ocupación.

Los adoradores no desprecian a los obreros
Porque no tienen interés.
Están demasiado enredados en la aventura.

El principio - que es el problema mortal -
Es tan antiguo como las Escrituras.
María y Marta son Abel y Caín.

Dios rechaza la ofrenda del trabajo, el laboreo de los campos.
Es autosuficiencia, independencia
Y esas son realmente desafío.

Levanta la piedra de cualquier logro humano y
Hallarás que toda "buena obra"
Oculta una muerte eventual.
Caín trajo su fruto de sudor y diligencia.
Abel cuidaba a la manada. Ellos sólo pastaban y crecían
Pues Dios los capacitaba.

Caín ofreció su producto precioso, una propia creación cansona
Por la cual reclamó el crédito orgulloso.
Abel devolvió a Dios lo que el mismo Dios había hecho.
Una ofrenda viva de sangre.

Y justamente como pasó a Marta,
La tediosa ofrenda de Caín le ganó el rechazo.
La terrible injusticia de eso lo inflamó.
Así que Caín derramó sangre inocente, la de su hermano.
Las ofrendas a Dios pueden ser solamente sangre. Así lo ha decretado Él.
Y eso no puede ser derogado por la superioridad humana a la
Sabiduría Omnisciente de Dios.

Si no ofreces sangre a Dios, entonces derramarás sangre
Por venganza contra Dios ejecutada en los Abeles que sí la ofrecen.
La sangre es inevitable en los tratos con Dios,
Y será derramada por obediencia o por rebelión.

Los obreros asesinan a los adoradores
De una u otra forma..

Muchas son las Marías y las Martas bíblicas, lanzadas por
Diferencias en conflictos sin edad.
Isaac e Ismael. Salvaje, furioso Ismael que luchó por su providencia.
Isaac meditaba en los campos y todas las cosas
Llegaron a él por regalos y herencia,
Sin esfuerzo.

Saúl y David.
Moisés y Josué

Moisés, el líder extenuado, por el enorme
Esfuerzo y la paciencia monumental nunca
Entró a Canáan, la tierra del reposo.

Lo que le llevó 40 años a Moisés (Marta) para fallar,
Le llevó 11 días a Josué (María) para triunfar.

Josué dejó que Dios fuera Dios - entró,
Cruzó, conquistó - reposó.
No siempre fácil. A veces nada limpio
Pero siempre Dios. Solamente Dios.
María y Marta son
Impulsos que nos impelen - y compiten - dentro de nosotros.
Ambas viven y dan a conocer su presencia por la presión interior.
Y constituyen una crisis de la opción.
La selección es secreta por entero e interior.
¿Cuál dominará?
¿Cuál impulso nutriré; a cuál le permitiré que me tome?

La lucha es el camino natural de la arrogancia.
Puede ser la obra febril para hacer algo
O la búsqueda perezosa por ser alguien,

La adoración es la necesidad más instintiva.
Adorar la obra es la receta de la ruina
Pero es la incesante tentación de nuestra naturaleza.

El conflicto es eterno con repercusiones eternas.
La opción es una por siempre.

Marta Kilrpatrick

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